MI-OS considera que la gente no únicamente desea trabajar, ser sometida a retos, buscar la excelencia grupal e individual, sino sobre todo que el recurso humano competente requiere ejercer su responsabilidad. Requiere tomar sus propias decisiones, asumir las consecuencias de sus actos, hacer suyos los resultados de su actividad laboral, para bien o para mal.

La situación más perjudicial para las organizaciones es visualizar a sus colaboradores como menores de edad, personas con discapacidad, limitados en su juicio o en su potencial intelectual para comprender los aspectos estratégicos de su organización.

 

Es considerar que su gente "no merece" acceder a los temas más delicados del negocio, utilidad, rentabilidad, flujo de efectivo, crecimiento, participación de mercado, competencia, planes de vida y carrera, como si se trataran de temas reservados para un estrecho grupo de personas privilegiadas, cercanas a la alta dirección. 

El verdadero trabajo de equipo requiere de la participación activa de cada uno de los elementos que lo conforman, de acuerdo con sus niveles de responsabilidad y autoridad. La única manera de que la gente se comprometa es sobre la base de sentirse "dueños de su propio destino" dentro del entorno que les compete en el esquema de la organización.

Más aún, el logro de los objetivos de gestión de cualquier organización está sujeto a que todos los integrantes de la organización conozcan perfectamente los objetivos rectores de su organización y que se comprometan con ellos. ¿Cómo se puede lograr este compromiso si la mayoría de las personas son excluidas de las decisiones estratégicas de la organización? ¿Cómo se puede motivar al personal si existe una clara "cultura de castas" dentro de la organización, personas de primera, segunda, tercera clase, dependiendo del nivel que ocupan en el organigrama del negocio?

Es despreciar el concepto de "sistema", conjunto de elementos que interactúan entre sí y orientados hacia una meta común, mandando la señal de que algunas personas forman parte del sistema y otras no. Totalmente absurdo. 

En un sistema de gestión, diseñado eficazmente, todos los procesos y sus componentes humanos son importantes. Todos aportan valor. No es posible alcanzar el objetivo rector de la organización si los procesos y las personas "más humildes" son marginados de las decisiones estratégicas de la organización.

Debe promoverse la participación de todos los elementos de la organización, de una manera sistemática, eficaz y eficiente. La cadena se rompe normalmente por el eslabón más débil.

En cuestiones de delegación, empoderamiento y motivación del recurso humano, MI-OS propone las siguientes reflexiones:

  1. La delegación efectiva y el empoderamiento requieren de un sistema de gestión.
  2. La gestión del desempeño deberá realizarse con base en objetivos.
  3. La alta dirección deberá establecer los objetivos rectores.
  4. Los mandos intermedios y los operadores deberán definir sus propios objetivos.
  5. Las relaciones responsabilidad/autoridad deberán de establecerse formalmente.
  6. Definiendo procesos de negocios, procesos operativos, organigrama, tablero de control directivo, descripciones de puestos.
  7. Los responsables de cada proceso deberán establecer sus propios procedimientos de trabajo.
  8. Deberán establecerse instrumentos diversos de seguimiento, tales como junta de operación diaria, juntas de ventas, revisiones por la dirección, entre otras.
  9. Todas las sesiones de trabajo en equipo deberán producir una minuta, en la que se establezcan acuerdos, compromisos, responsables y fechas de entrega.
  10. El verdadero empoderamiento se basa en la confianza en la competencia de los colaboradores.
  11. Concediendo a cada empleado la autoridad requerida para cumplir con su responsabilidad.
  12. Deberán de establecerse lazos de control, proceso-objetivos-medición-verificación-acciones correctivas.
  13. La responsabilidad del funcionamiento del sistema de gestión recae en la alta dirección.
  14. Los líderes de procesos deberán de predicar con el ejemplo.
  15. No hay recurso humano, por competente que sea, que pueda alcanzar un alto rendimiento sin la motivación requerida.